Me pregunto què bobo prejuicio, què errònea suposiciòn habia retrasado hasta ahora mi visita a Monreale. Era como negarme a mencionar la torre Eiffel cada vez que hablara de Paris: algo asi como una extragna mania. Pero todo llega, y ahi que me vi atravesando la Porta Nova con sus abnegados y colosales moros, dejando a un lado el Palacio de los Normandos y sacando un 'biglietto' de bus. En un ratito estaba en esa villa apacible donde se levanta la catedral normanda màs espectacular que pudiera imaginar, mucho màs excesiva que la de Cefalu. No me demorarè describendo la belleza de sus mosaicos y de su artesonado, la desmesura del Cristo Pantocràtor del àbside, la atmòsfera ùnica del claustro o las vistas de toda la Conça d'Oro, antagno inmenso limonar, y de la luminosa bahia de Palermo.
De la Iglesia Catòlica me resultan insoportables sus chapuzas, como de Hollywood sus filmes de bajo presupuesto. Pero cuando una y otro sacan mùsculo y se ponen a hacer superproducciones, hay que rendirse ante su poderio. La pròxima vez que hable de Paris, lo prometo, no olvidarè mencionar la torre Eiffel.
1 comentario:
este post tiene un particual sentido del humor que me ha dejado atonita y sonriente!! ....... jajajajajaj ...... aun me sonrio al pensarlo!! ....... saludos Ale!!
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