Su poesía gustará o no. Es cierto que tiene mucha influencia -o poder, si se quiere- en el mundillo literario español, y sin duda ha favorecido a sus amigos. También es verdad que sobran las ocasiones para decir ¡otra vez los mismos! cuando aparece con Almudena, Sabina, Benjamín, Felipe, García Posada, Rioyo... ¡sí, los mismos de siempre! Quiero decir que puedo entender hasta cierto punto las aversiones que García Montero despierta en algunos sectores. Puedo comprenderlas, pero me resulta imposible compartirlas.
Para empezar, porque se trata de un buen poeta. He oído a muchos cuestionar esta opinión, pero también los he visto luego remedando de mala manera los versos de El jardín extranjero o de Habitaciones separadas, pero en fin. No voy a defender en un post la poesía del granadino, que por lo demás ya tiene muchísimos valedores, pero sí romperé una lanza por el ser humano que hay detrás de esos textos.
Hace ahora 15 años, Mané y yo nos plantamos en la Universidad de Granada preguntando por aquel poeta y profesor que tanto nos interesaba. Queríamos fletar una revista literaria, no sabíamos muy bien cómo, y pensamos que no había nada como echarle morro a la cosa. Luis no sólo nos recibió, sino que fue de los primeros en enviarnos una colaboración (un poema que, creo, no ha sido recogido posteriormente), nos alentó y se ofreció para cuanto hiciera falta.
Lo mismo cuando, más tarde, grabamos el disco de poemas musicados Olla de grillos, con Juanlu Pineda a la cabeza, e incluimos un poema suyo en el repertorio. El poeta no tuvo el menor reparo en concedernos los oportunos permisos, es más, nos invitó una tarde a merendar a su casa de Rota y se mostró incluso agradecido (¡él, que es una figura cantada por Serrat!) por haberle seleccionado.
Entre una cosa y otra han venido después muchísimos encuentros. Últimamente, casi todos son ruedas de prensa, y no hay una vez que Luis no tenga el detalle de acercarse, saludarte con educación y con afecto, tener la deferencia de acordarse de tu nombre, de preocuparse por cómo te va, si resolviste tal o cual problema, e incluso de emplazarte en algún próximo encuentro.
Esta tarde, los plumillas volvimos a estar con él conversando sobre Vista cansada, su reciente y hermoso poemario. Tuvo esa actitud amable con todos, y al menos yo salí de allí reafirmándome en la idea de que García Montero es una persona buena y generosa, y de la que uno puede aprender mucho.
Ya sé que todo el mundo es así, pero me pregunto cómo es posible que la mayoría -por un tonto pudor, digo yo- ponga tanto esfuerzo en disimularlo, hasta el punto de parecer todo lo contrario.
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