"Ahora que lo pienso, tu no estabas a punto de irte a algun sitio lejano la ultima vez que hablamos?" Antonio Orejudo tiene buena memoria. Lo entreviste el dia antes de irme a Japon, cuando aun ni siquiera sabia si tenia billete, y asi lo recordo anteayer, cuando lo llame para una nueva entrevista. Me pregunto si no estaria a punto de marcharme de nuevo, y le respondi que si, a Nueva York. "O tu viajas mucho, o cada vez que saco un libro te traigo suerte", me dijo.
Me cae tan bien Orejudo, que el hecho de que no me gustaran sus Fabulosas narraciones por historias me da cargo de conciencia. Alguien me dijo que lo mejor de su produccion es Ventajas de viajar en tren, lo compre y me gusto aun menos. Son libros que me extenuan, que me hacen pensar en esas fiestas que se prolongan demasiado, donde te siguen llenando la copa y sacandote a bailar cuando hace rato quisieras estar en la cama. Pero insisto en que el anfitrion, Orejudo, es un tipo encantador, y un buen prosista por encima de todo, asi que pienso darle su sitio en los papeles cada vez que pueda y lo crea conveniente.
Por ejemplo, ahora, con un texto que muchos calificaran de menor, pero que a mi me ha gustado sinceramente: Almeria, cronica personal, una vision del extremo oriental andaluz original, sentida y muy bien escrita. Ahora que lo pienso, entre Tokio y Manhattan esta ese rincon con un pie en el desierto y otro en el Mediterraneo, y nunca se me ha presentado la ocasion de ir alli. Ni siquiera por visitar a gente querida que reside o veranea en la provincia, como el maestro fotografo Ferdinando Scianna o el musico y escritor Corcobado. Venga, me animo a mi mismo, a ver cuando me escapo: al fin y al cabo Almeria no puede, no debe de estar tan lejos como parece.
1 comentario:
Pues veo, querido amigo, que ya debes estar en Manhattan y escribiendo ante un teclado que carece de tildes. Que lo disfrutes.
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