Premios de la Cultura andaluza. No me quedé al almuerzo, sólo pasé a tomarme un vino y saludar. Mucha celebridad: Chano Lobato, Matilde Coral, El Loco de la Colina, Carmen Laffón, Antonio Pérez de Maestranza Films, Jacobo Cortines, Manolo Sanlúcar... Y sobresaliendo por entre el mar de cráneos ilustres y bandejas de jamón, la querida figura de Julio Diamante, su abrazo alegre. Me cuenta que ha logrado editar los recuerdos de la Guerra Civil que le dejó su padre, y que la Junta va a editar un pack con sus películas, ¡buena noticia!
Julio es uno de esos directores pioneros que casi tuvieron que inventarse el cine español, además de uno de los introductores del jazz en nuestro país, un escritor nada desdeñable y, sobre todo, un hombre sabio y bueno. Gracias a una tardía retrospectiva que le dedicaron en Cádiz, pude ver toda su filmografía. Y salvo una fallida Carmen, me parece que trabajos como Tiempo de amar, El arte de vivir o Los que no fuimos a la guerra, merecen un aplauso que, por los extraños motivos de siempre, se le niega. Pero Julio ha dejado mucho talento para la posteridad y, además, mide como dos metros: hasta confundido en una multitud de artistas se le ve.
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