lunes, 30 de mayo de 2011

¿Periodismo tradicional vs. periodismo digital?




El pasado sábado tuve el gusto de participar en la mesa redonda Periodismo digital y blogs. Experiencias literarias en la blogosfera. La expansión del panorama territorial, en el marco del I Encuentro de Periodismo Cultural que organiza la asociación que lleva el nombre del maestro José María Bernáldez. Me acompañaban Basilio Baltasar, Antón Castro, Carlos del Amor, Miguel Ángel Muñoz y Pilar Vera, con el gran Dani Ruiz de moderador. Cuelgo aquí mi intervención, no exenta de cierto ánimo provocador, en la que hablé de nuestro trabajo en M'Sur (http://www.mediterraneosur.es/):


Recuerdo que, cuando recién empezaba la última invasión de Afganistán, muchos se preguntaban en términos prácticos quién vencería: si el imponente ejército norteamericano, o las feroces tropas de los talibán. Por medios y fuerza, era evidente que los Estados Unidos, con sus soldados bien armados y entrenados y su enorme potencia de fuego, aplastarían a los afganos. Pero el factor económico jugaba en su contra: sólo sacar del puerto uno de sus portaaviones exigía un gasto importante, mientras que los talibán llevaban años y años acostumbrados a comer raíces y beber agua de los charcos, y expuestos a temperaturas inclementes sin cobrar un céntimo, sólo retribuidos por su ciego fanatismo.

Con el tiempo, he acabado pensando que, si hubiera una hipotética lucha entre los medios de comunicación convencionales y los digitales, los primeros serían los Estados Unidos y las webs seríamos los afganos. Para que se pongan en marcha maquinarias como El País o El Mundo, hace falta de entrada un montón de nóminas pagadas y notable gasto diario en inmuebles, dotaciones, electricidad, etc.

M’Sur nació con la segunda guerra de Irak, del puro deseo de hacer periodismo por amor al arte, aunque no nos importaría ganarnos la vida con ello. Lo que nos permitía internet era ponernos manos a la obra sin esperar a que llegara la financiación. Nos dejaba sin excusas. Pero encontramos otros elementos de comparación:

Los medios convencionales tienen consejos de administración muy bien pagados. Nosotros convenimos los contenidos chateando por facebook o hablando por skype.

Los medios convencionales no pueden chocar con los intereses de sus anunciantes. Nosotros regalamos publicidad a proyectos y empresas que nos parecen de interés. Y sí, podríamos criticar a El Corte Inglés.

Los medios convencionales tienen color ideológico y, casi todos, afinidad con partidos. Nosotros rehusamos simpatizar con ninguna sigla. Nos posicionan sólo los valores que defendemos, del feminismo al laicismo.

Los medios convencionales tienen infinidad de servidumbres y compromisos. Nosotros sólo apostamos por lo que verdaderamente nos parece interesante. Los intereses personales quedan fuera.

Los medios convencionales ya nunca tienen sitio para nada. Nosotros nos permitimos la extensión que creamos conveniente, sin límite. Si Dubravka Ugrešić se merece una entrevista en dos partes de 25.000 caracteres, se los damos sin dudar. Algo impensable en un periódico, salvo que el entrevistado sea Obama, y ni eso.

Los medios convencionales ya no tienen presupuesto para nada. Nosotros tenemos en cambio presupuesto para todo: por un módico precio, 25 euros al año, pagamos nuestro sitio web. Por 20 euros vamos de Madrid al Hay Festival de Segovia a entrevistar a Yasmina Khadra, y por un poco más en Ryanair nos colamos en Pennabilli, Italia, para entrevistar a Tonino Guerra. Cualquier fin de semana gasta uno más.

Los medios convencionales han cerrado prácticamente sus puertas a la creación. Nosotros publicamos regularmente poesía y relatos, colgamos música, etc.

Los medios convencionales viven sujetos a sus índices de venta y sus audiencias. A nosotros nos preocupan las visitas y los usuarios, claro, pero no nos va la vida en ello. Tenemos fe en lo que hacemos y será cuestión de tiempo que reclutemos a un buen número de incondicionales.

Los medios convencionales tienen puesta la mirada, como es lógico, en la palpitante actualidad. Nosotros ponemos un ojo en la actualidad y otro en la posteridad. Si necesitamos tres días para hacer un análisis sensato de la cuestión del velo en España o el asesinato de Bin Laden, nos lo permitimos. Nuestra ambición es que los contenidos que publicamos sean leídos dentro de 20 o 30 años con el mismo interés, o más.

Por último, somos competencia de los medios convencionales en la medida en que el minuto que un usuario emplea en leernos es un minuto que no está leyendo El País o El Mundo. Pero, para que no se lleven una impresión equivocada, no somos los talibán. No tenemos nada en contra de los medios. Por lo contrario, todos trabajamos para revistas y periódicos. No somos una guerrilla alternativa. Somos de El País, El Mundo, La Razón, ABC, El Correo... Muchos de nuestros reportajes han sido publicados en estas cabeceras, pero los relanzamos enriquecidos con su contexto, con datos esclarecedores, precisamente porque no luchamos contra el espacio ni el tiempo, esas dos amenazas de la calidad.


Sólo queremos continuar allí donde los medios convencionales ya no dan más de sí: en la calidad periodística como valor supremo. Donde el portaaviones toca fondo, desembarcan nuestras lanchas.


P.S.- Hay una última razón para defender el periodismo digital silvestre que hacemos: mientras que en los medios convencionales ya nadie trabaja tranquilo bajo la espada de Damocles de los despidos, en M'Sur sabemos que seguir trabajando depende sólo de nuestra voluntad y de nuestras ganas. La foto de arriba es de don Antonio Acedo.

sábado, 21 de mayo de 2011

Otras lecturas/ relecturas del mes de abril

Stan Lee/ Jack Kirby. X-Men.
Marina Gasparini Lagrange. Laberinto veneciano.
Alberto Manguel. Conversaciones con un amigo.
Yevgueny Yevtushenko. Manzanas robadas.
Maruja Torres. Fácil de matar.
Mircea Cartarescu. El ruletista.
Manlio Sgalambro. La consolación.
Andrea Camillieri. El campo del alfarero.
Cees Nooteboom. Lluvia roja.
Charles Simic. Una mosca en la sopa.
Charles Simic. La voz de las tres de la madrugada.
Sergio Pitol. Una autobiografía soterrada.
Khaled al Kamissi. Taxi.
Gunnar Ekelöf. La leyenda de Fatumed.
Antonio Colinas. La tumba negra.