Con mi billete electrónico en el bolsillo, proa a Barcelona para cubrir el fallo del premio Nadal, finalmente me quedo en casita. Cosas mías. Pero he recordado que, el año pasado por estas fechas, tal día como mañana, estaba yo fatigando el teléfono para entrevistar a Felipe Benítez Reyes con motivo de su poemario La misma luna. No fue posible dar con él en toda la tarde, le dejé un par de mensajes en el buzón del móvil, hasta que, al final de la jornada, los teletipos emitieron la noticia: al roteño le había caído el Nadal. Meses más tarde, Felipe me contó entre risas que había escuchado mis recados, pero estaba tan envuelto en el maelstrom del premio que pensó: "Si tú supieras...". Noticia llama a noticia, pero, ¿a quién llamo yo el domingo?
Nota.- Por cierto, a la novela premiada, Mercado de espejismos, le dieron flojo y fuerte en los principales suplementos nacionales. Curioso contagio entre los conspicuos críticos españoles, casi tan extraño como sus aplausos unánimes.
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