Aunque ya me tenía leídos varios libros suyos, no coincidí con Juan Bonilla en persona hasta una Feria del Libro de Cádiz en que oficié accidentalmente como presentador de su Je me souviens. Allí conté que siempre he tenido la sensación de llegar a cualquier parte después que el jerezano. Si un día visito la Luna, estoy seguro de que no tardaré en reconocer la huella de sus zapatos.
Recuerdo perfectamente que luego, en mi primer día instalado en Sevilla -sintiéndome un poco solo, sin nadie a quien llamar, un poco temeroso de explorar mucho más allá de la vecina Plaza del Duque- pasé toda la mañana leyéndome Veinticinco años de éxitos, el libro que Bonilla publicó bajo los auspicios de La Carbonería -el mismo mítico local donde con el tiempo yo presentaría mi Defensa siciliana- en el que recogía sus colaboraciones para El Correo de Andalucía, precisamente el periódico que me acababa de contratar.
Claro que, con los 25 años que él tenía entonces, yo no habría sido capaz de escribir siquiera con la mitad de oficio y sabiduría. Y ni ahora, con casi diez más. Lo cierto es que en estos, mis tres años sevillanos, he tenido la oportunidad de hacerle cuatro o cinco entrevistas, siempre cerca de su casa, en las soleadas terrazas que lindan con los jardines de Murillo. Es Bonilla grato conversador, no hay quien le harte, como yo, de hablar de literatura, y no le faltan ni la chispa ni la profundidad. El martes quedamos para hablar de sus últimos libros, una traducción libre de Eliot que ha visto la luz como El libro de los gatos sensatos de la vieja zarigüeya y el poemario -sólo aparentemente infantil- Los invisibles, ambos muy disfrutables.
Sin embargo, mi libro preferido de los suyos sigue siendo Veinticinco años de éxitos, no sé si por cervantino, por borgiano, o porque sí, porque ahí empezaba algo para él como escritor, pero también algo para el lector que yo fui no hace tanto. De vuelta a casa, lo tomo de la biblioteca y leo la dedicatoria: "Para Alejandro, seguro de que el futuro nos deparará más encuentros, Juan Bonilla. Sevilla, 1993".
Le pregunté por qué fechaba la dedicatoria en el año de salida del libro, cuando estábamos en 2006. Me respondió con voz de bibliófilo:
- Ah, así si algún día lo vendes en una librería de viejo, te darán más por él.
2 comentarios:
he pasado a actualizarme! es que he estado mas perdia que la carne en Cuba! es que la school me tiene devastada! joer! ..... pero como siempre, leerte me ha llenado de esperanzas! bien ocupadillo que andas tu ultimamente no? un besazo bichito! cuidate
p.d Lanianar ha sido la palabra a verificar, parece el nombre de la protagonista de alguna novela! uy!
Corazón de alcachofa, ya estaba yo echándote de menos. Ya ves que no paro, tú dale duro a esa escuela, que necesitamos gente con cabeza. ¡Muá!
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