Vaya 20-N, me digo: aún no hemos terminado de hablar con Fernández-Montesinos y ya estamos, mi fotógrafo Javi Cuesta y yo, rodando por la carretera de Bollullos en busca de la casa de Aquilino Duque, nuestro segundo entrevistado de la mañana. La semana pasada le dejé un mensaje en el contestador, y no tardó en devolverme la llamada: "Buenas... ¿Alejandro Du... Duque?". "No, Duque es usted, don Aquilino. Yo soy Luque", le expliqué. La confusión es de lo más natural, toda vez que en la poesía española de finales de siglo XX tenemos un Aquilino Duque, un Alejandro Duque, una Aurora Luque, un Antonio Duque, un Antonio Luque y un Alejandro Luque, servidor de ustedes.
Aquilino Duque es sin duda el que más a la derecha está, y nunca lo ha ocultado. A diferencia de ciertos extremistas, yo soy partidario de que existan y se expresen en total libertad señores como Aquilino. Es cierto que me inquietaría que hubiera muchos, pero así sueltos son una prueba de la sociedad plural en la que vivimos, y nos enriquecen. Aquilino, además, escribe extraordinariamente bien. Ahí están esas Crónicas extravagantes, recién reeditadas, que he leído con gusto y algún que otro sobresalto, como cuando exalta a Mussolini o asevera que Franco nos sacó de aquella España ruinosa "en la que tanto idiota quiere hacernos creer que nos metió el franquismo".
Aquilino es la refutación viva de esa idea según la cual el fascismo se cura leyendo. Tiene una espléndida biblioteca que no le ha sacado de sus ideas más bien conservadoras, y bien está -insisto- que sea así. Sólo hay una idea en su libro que me parece intolerable, y así se lo hago saber: la insinuación de que Sciascia, además de onerovole [honorable] fuera uomo d'honore [hombre de honor, o sea, mafioso]. Me parece una infamia, y muy intencionada.
-Bueno -contesta Aquilino-, Sciascia conocía muy bien la mafia. Ahí están esos libros suyos, eso no es casual...
-Eso no le convierte en mafioso -respondo-, como alguien que escriba sobre la Grecia clásica no se convierte en Esquilo.
-Pero son cosas que siempre se han comentado, que están ahí, en el aire. Lo mismo que Andreotti...
- No. Andreotti fue llevado ante los tribunales por delitos concretos, y sólo se salvó porque sus delitos habían prescrito.
-Me refiero a que esas cosas se cuentan, se comentan...
... Y tarde o temprano, cabría añadir, cristalizan en un libro. Suerte que los de Sciascia también pesan sobre los anaqueles, y se defienden estupendamente solos. Cómo sería en tiempos de aquel gallego bajito que tan mal se llevaba con la Literatura...
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