Mi fugaz paseo por el periodismo político llegó a su fin el viernes, con un 24 horas con Javier Arenas: para mis queridos lectores del extranjero, aclaro, el candidato popular a la Junta de Andalucía. Fue, como corresponde, muy amable conmigo, comimos en un italiano sin que él supiera de mi fanatismo siciliano; se reveló como un lector no demasiado atento, la verdad, pero compartimos el amor por Berlín y me recomendó encarecidamente San Francisco.
Este día no fuimos tan lejos: empezamos en Ronda y acabamos en Marbella. Pero en esta última ciudad, tan controvertida, recordé a uno de esos amigos de infancia a los que los visitantes de este blog ya están acostumbrados. Hace un par de navidades, estaba un servidor hojeando un anuario de Interviú cuando, en un reportaje del lamentable caso Malaya, creí reconocer a alguien en una fotografía: "Hay que ver cómo se parece este tipo a Fernandito". Fernandito vivía en una paralela a Baro Alegret, la calle ceutí de mi abuela. En los pisos de Dumbo, así los llamaban por estar adosados a un supermercado que rendía tributo a Disney. Fernandito era guapete, divertido -mi prima Alicia estaba enamoradita de él- y creo que también buen futbolista. La última vez que coincidimos, muchos años ha, yo viajaba con mi hermano de Ceuta a Algeciras: nos alegró vernos, nos pusimos al día de nuestras vidas, incluso seguimos juntos la ruta hasta El Puerto, donde sus padres tenían un chalé.
Pues bien, el señor del anuario era ciertamente Fernandito, y el motivo de su fama era su vínculo sentimental con Mayte Zaldívar, ex mujer del célebre Julián Muñoz y enredada al parecer en turbios asuntos que sólo a la justicia atañen. Creo que siempre es grato reencontrarse con viejos amigos, aunque sea en papel couché. Ese hallazgo fue como si volviéramos a vernos en aquel ferry e hiciéramos resumen de lo publicado: "Ya ves, yo plumilla, con mis libros, mis cosas". Y él: "Yo aquí, mis coches (le encantaban), mis fiestas". Fernandito, como el personaje de Vicinczey de En brazos de la mujer madura, deseaba todo lo que podía conseguir. Yo también. A día de hoy, cada uno a su manera, creo que hemos sido felices.
4 comentarios:
Felicidades por los dos reportajes!!!! Me encantó el de Chaves y el de Arenas está muy entretenido también. Sigue así, que los que ya estamos fuera de ese periódico te seguimos leyendo igual.
Mientras Zapatero y Rajoy se afanan en discutir sobre cuestiones archiconocidas y sin apenas proponer nada nuevo, viene a mis manos el reportaje sobre el candidato Arenas. He tenido la oportunidad de conocer a ambos candidatos, hace tiempo, y el retrato que has hecho sobre cada uno de ellos es muy fiel al recuerdo que guardo de esos encuentros. En este segundo reportaje has vuelto a humanizar al político, que en este caso no pregunta insistentemente por sus gafas pero sí recuerda su infancia en el sur gracias a unos churros. Dices que termina aquí tu 'paseo' por el periodismo político. Yo seguiré alerta, no "en busca del tiempo perdido" pero sí deseosa de ese verbo ágil, chispeante, que te hace estar más cerca... aunque no estés... Un besote, Alejo.
Manuela, esta visita tuya sí que es una sorpresa! Eso sí, no creas que yo no leo tu blog malagueño-formentero :-). Dentro o fuera del periódico, te mando un besote agradecido.
María, no sé si un reportaje puede humanizar a los candidatos, pero me temo que a menudo las siglas, las campañas y los medios (nostra culpa) sí contribuyen a deshumanizarlos. Yo tiendo a pensar que los políticos reflejan bastante bien el tono medio de la sociedad, dan una medida aproximada de lo que somos. Si los de ahora no son buenos, empecemos por mejorar nosotros, ¡siempre nos quedará el camino de Swann!. Un besote y mucha gratitud para ti tambíén.
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