Como sucede cuando tratas de olvidar a esa pareja con la que rompiste, lo de dejar el tabaco es algo que te ocupa todo el día, minuto a minuto, las 24 horas. Supongo que las primeras señales de progresión vienen cuando te sorprendes viendo que has pasado un rato sin pensar en fumar. Mi amigo Ilya, que siempre tuvo permiso para leer mis diarios, se rió mucho al encontrar esta frase: "Qué extraña felicidad, llevo tres días sin pensar en fulanita". Y ahora que lo pienso, tal vez no fuera casual que en el cuento que da título a mi Defensa siciliana ensayara un paralelismo entre la imposibilidad del olvido, la combustión del recuerdo y las cenizas que una y otra vez regresan al balcón de la protagonista. Humo somos, mas humo enamorado.
Cuando García Márquez vino a Cádiz, nos contó a un reducido grupo de privilegiados cómo fue su propio proceso de emancipación del tabaco. Muy duro, para empezar. Al parecer, uno de aquellos días, se encontró por la calle a un amigo que le preguntó:
-Y bueno, Gabo, ¿qué haces ahora?
-Estoy dejando de fumar.
-No, hombre, te pregunto en qué andas, qué estás haciendo, si proyectas algo, no sé...
-Estoy dejando de fumar.
2 comentarios:
Ánimo, ánimo, ánimo. A propósito, he empezado a colgar páginas neoyorquinas en fuegoconnieve. A lo mejor te apetece echarles un vistazo antes de coger el avión. Por cierto, tómate esto de dejarlo ahora como un entrenamiento para el viaje, porque allí lo ibas a tener difícil para fumar.
Gracias mil, my friend. Suculentas tus páginas sobre NYC, las incorporo al equipaje bibliográfico de inmediato!
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