Todavía debe de andar rodando por la casa de mis padres una cinta de casete titulada Sólo soy un ser humano, una cinta en la que un señor con el nombre -singular entonces, singular ahora- de Joan Baptista Humet posaba ante una estatua decapitada, con una mirada un poco melancólica y con las manos en los bolsillos. En algún lugar no muy remoto debo de tener también aquella canción, El invento, o aquella otra, Clara, que Juanlu Pineda, Dani Cortés y yo montamos e incorporamos al repertorio de una memorable mini-gira. Sonaban, sí, los acordes de Clara, y no fallaba: el público, sobre todo de treinta años para arriba, se ponía a silbar y a acompañarnos con las palmas.
Humet tuvo su mejor momento en los años 80, con notables éxitos en el mercado hispano y catalanohablante. En 1986, a cuenta de una de esas vergonzosas carambolas de las discográficas que tan habituales son en la música española, decidió tomarse un descanso y emprendió una aventura empresarial. Su silencio iba a ser sólo para unos meses, pero se prolongó 18 años. Su último disco lo tituló irónicamente Solo bajé a comprar tabaco. Leo la letra de una de sus últimas canciones y me conmueve:
Ay, señor compositor y desaparecido,
¡qué puede haber en los motivos
de un desertor!
Ay señor compositor que has vuelto del olvido,
¡qué puede haberle convencido,
si no es amor!
Mañana dirán los periódicos que Humet ha fallecido de un cáncer de estómago. Pero mienten esos bellacos: el señor compositor sigue con nosotros, forma parte de nuestra educación sentimental, de una zona irrenunciable de nuestra memoria, a salvo del alzheimer. Sólo ha bajado a comprar tabaco, pero ya mismo vuelve.
4 comentarios:
Esas canciones aún las oigo y también me conmueven. Tenía algo de poeta. En especial, el final de la canción de Clara me hace temblar. Un abrazo
Hermoso recuerdo. Te he encontrado en el blog de Carmiña Rengel. Si te parece, te seguiré visitando. Saludos
Los buenos músicos tienen esas facultades, amigo Cotta. Por cierto, nuestro querido Jabo nos diría que el mismo día falleció su medio paisano Mikel Laboa, otro grande. Gracias por seguir ahí y abrazos.
Todo lo que venga por conducto de la Rengel tiene que ser bueno, así que sea bienvenido, amigo Batalla, vuelva usted cuando guste y que la música nos acompañe siempre.
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