domingo, 11 de mayo de 2008

¡Lectores, tengo lectores!

Va a cumplirse un año desde que mi Viaje a la Sicilia con un guía ciego fuera premiado por la empresa Jale y la editorial Almuzara, y todavía no vi un céntimo, maldito parné. Resulta que Jale entró en suspensión de pagos o algo así, la editorial estudia buscarse otro patrocinador, pero de lo mío, de mi guanikiki que dirían en Cuba, nada, pero nada del verbo nada, que dirían en Bajarse al moro.
Y sin embargo, Sicilia me sigue dando sorpresas tan estupendas que compensan de largo los líos con el vil metal. Por ejemplo, poder hablar en el programa radiofónico de Chevi Dorado, Ser viajeros, y al término de la grabación ser abordado por un señor de La Línea que hizo su viaje a Sicilia en compañía de sus hijos y de mi libro, y que estrecha tu mano como si fuera un viejo amigo. O en una conferencia que estoy cubriendo para el periódico,una señora se me pone al lado y me muestra el Viaggio, y me pide que se lo dedique a una amiga suya gaditana que ahora vive en Sferracavallo, Santa Madonna. O que una chica muy simpática -medio siciliana, medio piamontesa- me escriba para pedirme una referencia bibliográfica, y uno cobre conciencia de que cuando escribe a veces hay gente al otro lado, y es gente querida ya, raros cómplices, amigos invisibles que te hacen el regalo insospechado de incorporarte, siquiera un poquito, a sus vidas.
Otra alegría de estos días es que salió el librito de la Fundación Tres Culturas con las conferencias sobre la isla, y reconozco que ver la mía en el sumario fue también algo emocionante, como la invitación del Cervantes a Palermo: una razón inapelable para sentirse honrado.
Por cierto que en mi charla dije que en la poesía española contemporánea no había demasiadas referencias a la isla. No es inexacto, pero me olvidé consignar un largo y hermoso poema de Francisco Brines titulado Amor en Agrigento. Copio el comienzo, y brindo por mis lectores, objetivamente poquitos pero para mí numerosísimos:
Es la hora del regreso de las cosas,/ cuando el campo y el mar se cubren de una sombra lenta/ y los templos se desvanecen, foscos, en el espacio;/ tiemblan mis pasos en esta isla misteriosa.// Yo te recuerdo, con más hermosura tú/ que las divinidades que aquí fueron adoradas;/ con más espíritu tú, pues que vives./ Hay una angustia en el corazón/ porque te ama,/ y estas viejas columnas nada explican...

4 comentarios:

valero cortadura dijo...

Y más que tienes Alejandro. Este verano unos amigos se van de vacaciones a Nápoles y luego a Sicilia. Sin dudarlo les he dejado tu libro.

Nada digo del increible estudio que hiciste sobre la amistad entre Quiñones Y Borges. ¡Enhorabuena¡

Alejandro Luque dijo...

Mil gratitudes!

benito de soto dijo...

Alejo: no sé si verás esto después de tanto tiempo pero lo he leido hoy 5 de febrero de 2009. Tu guía nos gustó con reparos, a mi (federico) y a "la gaditana" (en realidad, adoptiva). Con más reparos a la gaditana que no en balde vivía en Sferracavallo. Nos sirvió la exhaustiva bibliografía. En cuanto a la guía... La pasión por Borges es compartida pero estarás de acuerdo en que escribir una guía tras un viaje tan corto es muy complicado. En fin. En cualquier caso, tu entusiasmo tapa otras deficiencias. Ah! también eres un buen dibujante. Y una petición: ¿Sabes donde encontrar "Brancacio" en italiano? Gracias y espero que este comentario sincero de un loco de Sicilia no te parezca impertinene.
Federico (efepepe@gmail.com)

Alejandro Luque dijo...

Amigo Federico, muchas gracias por tu mensaje, y muy honrado por vuestra lectura. Acepto y agradezco cualquier observación que podáis hacerme: mi correo es atoluque@hotmail.com. Siento decir que el libro, en realidad, no fue producto de un solo viaje, sino de varios fundidos para hacer más fácil la lectura, de modo que los eventuales reparos habrá que hacérselos a mi incompetencia, no a la falta de kilómetros. De todos modos, sí quiero subrayar que la intención no era confeccionar una guía -el único guía del libro es el ilustre ciego, un guía para perderse-, sino poner por escrito experiencias personales y compartirlas. Celebro que las referencias os sirvieran: otro propósito de mi 'Viaggio' es que sea un libro que conduzca a otros muchos libros. Ah, 'Brancaccio' vio la luz hace un par de años en Beccogiallo, una editorial de Padua. ¡Gracias de nuevo y abrazos!

Se me olvidaba: saludos (y toda mi envidia) a la gaditana de Sferracavallo!