Andrés Neuman. Gotas negras, gotas de sal.
Paul Verlaine. Hombres.
Antonio Muñoz Molina. Ventanas de Manhattan.
Edmundo Desnoes. Punto de vista.
Mario Benedetti. Nuevo rincón de haikus.
Giovanni Verga. Nedda y otros cuentos.
Mark Twain. Un yanqui en la corte del rey Arturo.
Luigi Pirandello. Los cuadernos de Serafino Gubbio.
Sandro Veronesi. Caos calmo.
Enrique del Risco. ¿Qué pensarán de nosotros en Japón?
Guillermo Apollinaire. La mujer sentada.
Manuel Vilas. Calor.
Vitaliano Brancati. El guapo Antonio.
Daniel Rodríguez Moya. Cambio de planes.
Eduardo García. La vida nueva.
Odette Elina. Sin flores ni coronas.
2 comentarios:
Bieeeeeeeen! por fin te has leído el Yanki en la corte... Es uno de mis libros favoritos porque te muestra lo horrorosa que era la nada romántica ni buensalvaje Edad Media, y justo cuando te estás recostando con la satisfacción que da haber nacido unos siglos más tarde, Mark Twain va y te dibuja adónde lleva el progreso tecnológico... y al final no sabes si es peor el infierno o el apocalipsis. Magistral.
ivan
Claro que me lo leí, por recomendación directa tuya, hermano. Y es verdad que no se puede ser enemigo de Estados Unidos después de leer a Mark Twain.
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