Delgado, fibroso, alopecia sin complejos, conversación muy grata. Eugenio Fuentes es de esos escritores acostumbrados a vivir, y a crecer, en los márgenes, en parte porque el mercado aún no le dio ningún título superventas, en parte porque sabe que lo que llamamos éxito está lleno de servidumbres e incomodidades. Publica, eso sí, en una editorial puntera, y no hay quien diga que no escribe muy bien. Para su última novela, Contrarreloj, ha tomado como motivo principal una de sus pasiones, el ciclismo:
«Los escritores de verdad tienen la sangre limpia»
–¿Cómo se hace novela negra a partir de un maillot amarillo?
–¿Cómo se hace novela negra a partir de un maillot amarillo?
–Pues poniéndole unas gotas de rojo sangre al maillot y en el cuello el carmín de una apasionada historia de amor.
–Javier García Sánchez hizo una novela sobre el Alpe d’Huez, usted sobre el Tourmalet... ¿tanta afición al ciclismo hay en las letras?
–El ciclismo se parece mucho a la literatura. No hay barras bravas, ni skins, ni cancha donde tirar cohetes ni botellas. Cuando ves sufrir en un puerto al rival de tu ídolo, el impulso es ayudarle a subir la montaña.
–Un amigo mío dice que en el ciclismo y en la escritura, si no coges velocidad, te caes.
–¡Te robo la idea! Pero eso sirve para la vida literaria, más bien. En casa puedes estar con la bicicleta estática, perfectamente.
–Le regalo otra: “Conoces más a una persona andando cien kilómetros en bicicleta con ella que conviviendo durante quince días”.
–¿Le sorprende si le digo que la frase era de Ibarretxe ?
–No lo sabía [risas]. Al parecer es un buen aficionado.
–¿En qué trance emocional se hallaba cuando llamó a su protagonista Ricardo Cupido?
–Lo usé en mi primera novela, aunque no imaginaba que ese chaval fuera a convertirse en detective, y tomé el apellido de la alcaldesa de un pueblo de Extremadura. Yo no saco los nombres de los personajes de la guía telefónica, como Agatha Christie, sino del Marca y del As.
–¿Si hiciéramos control antidoping en la literatura, descalificaríamos a muchos?
–Digamos que se ve en seguida quién lleva la sangre limpia, a quién le funciona bien el corazón. Entre los escritores de verdad no hay muchos tramposos, hay más en los aledaños de la literatura.
(El Correo de Andalucía, 20/05/09)
3 comentarios:
Aquí están los dos también conmigo. Gran objetivo del día: tener esta tarde un rato para empezar a leer... que parece mentira...
...como mentira nos parece esta paz de lunes matinal. A disfrutar, que os habéis ganado el descanso.
La novela gustará a los aficionados al ciclismo (aunque no tanto como El Alpe D’Huez de Javier García Sánchez) y entretendrá –sin apasionar- a los seguidores del género policiaco. La intriga no es extraordinaria pero está bien hecha, sin grandes momentos pero sin estridencias. Una novela tranquila con una violencia mínima, escrita con evidente amor a las bicicletas. No está mal, pero sobre el Tour son mejores e imprescindibles los libros del periodista Carlos Arribas.
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