Yo leí, lo he dicho más de una vez, la magistral Solaris como una novela realista, convencido de que la psique humana tiene mucha mayor capacidad de devolver la vida a los muertos -y a los amores rotos, que son una extraña variante de la muerte- que cualquier ignota nebulosa. A esta obra, pero también a los desternillantes Diarios de las estrellas y a El castillo alto, del que me ocupé meses atrás en esta bitácora, les debo mi devoción lemiana.
Inés Martín, mi librera-vecina de abajo, me pidió alguna idea para la Feria del Libro, y le propuse una mesa redonda sobre Stanisław Lem. Reclutamos a dos de los amigos más sabidos que tengo, Ilya Topper y Luis Manuel Ruiz, y confiamos en hacer entre todos buen caldo. El ingrediente inesperado fue la aparición por allí de Enrique Redel, de la editorial Impedimenta, que viene haciendo una intensa labor de rescate de la obra de Lem y que puede ser uno de los que más sabe del genial polaco en España. Yo estuve desde luego dispuesto a bajarme de la mesa y cederle mi sitio, pero tenía que irse pronto y prefirió oír nuestros desvaríos desde el público.
El caso es que veníamos dispuestos a transmitir al respetable nuestro gusto por Lem, y nosotros mismos volvimos a reírnos y a asombrarnos con su inagotable capacidad para el humor y el asombro. No faltó ni la boicoteante banda de corneta y tambor del Corpus, que pasó junto a la sala donde estábamos justo cuando yo leía un fragmento muy anticlerical de Lem. La gente es así, no respeta ni que estamos en la Feria del Libro...
3 comentarios:
Yo soy un forofo de Lem. A las novelas que citas yo añadiría El invencible, que me dejó literalmente estupefacto. Un abrazo.
Joé, Jesús, si lo llegamos a saber, te invitamos a la mesa. Hay más lemeros o lemianos de los que creemos, a ver si organizamos algo más, ¿no? Fuerte abrazo.
Hay quien defiende que Lem no es el autor de sus libros, porque un LEM (Lunar Experimental Module) no tiene suficiente memoria RAM como para escribir un libro. Este chiste es, por supuesto, del propio Lem.
Yo defiendo, siempre, mal que le pese a Alejandro, el Congreso de futurología. Pero cada vez me da más miedo.
Ah, y si hay tanto lemming: ¿alguien sabe si existe en castellano el excelente, breve e hilarante relato del profesor Afidavit Donda?
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