Ya hablé de él en esta bitácora, en una entrada reciente. Da gusto encontrárselo en cualquier parte, ya sea en su columna de Público o en persona, pasando calor en una caseta de la Feria del Libro. Juanlu Pineda está escribiendo una canción inspirada en la última novela de Isaac, El país del miedo, pero como el músico es de elaboración lenta y paciente cedimos a la tentación de la urgencia periodística. He aquí nuestra mini-entrevista:
«Lo que más temo es el miedo de los demás»
–¿Qué es lo que más teme el autor de El país del miedo?
–Lo que más temo es el miedo de los demás, lo que los demás hacen o dejan de hacer por miedo. Cosas como que el presidente de México diga que todo el mundo debe quedarse en casa, y que todos le obedezcan.
–Para miedo, el de muchos con el porvenir electrónico del libro. ¿Cómo lleva usted eso?
–A mí no me asusta, es el mismo discurso apocalíptico de otros sectores, “van a desaparecer los libros, los discos, los periódicos...”. No creo que el libro electrónico sea una amenaza, y para los autores menos: a veces creemos que los intereses de la industria editorial son los mismos que los de los autores, pero en muchos casos son incluso contrapuestos.
–¿Los novelistas mueven conciencias, o a lo sumo sólo pueden mover un poco de dinero?
–La verdad es que no son muchos los que mueven conciencias. Y tal vez sea un ingenuo, pero creo aún en la capacidad de la literatura para mover, aunque sólo sea por su probada capacidad para lo contrario, para inmovilizar.
–¿Esta crisis inspirará al menos buena literatura?
–Creo que las crisis deberían dar lugar a buena literatura, pero la realidad es que llevamos mucho tiempo en crisis, hay quien lleva toda la vida en crisis, zonas del planeta que no han conocido otra cosa, así que no sé por qué esta crisis financiera debería inspirar buena literatura.
–Su novela El vano ayer tomaba prestado su título de Machado. Ya que estamos de año machadiano, devuelva el favor.
–Yo creo que a Machado hay que animar a leerlo desde cero, más que a releerlo o volver sobre él. Lo peor es que lo vemos como clásico en el peor sentido: se da por leído. Y lo seguro es que Machado todavía puede dar buenos momentos y muchas sorpresas a un lector de ahora.
(El Correo de Andalucía, 19/05/09)
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