A Felipe Benítez Reyes lo vi por primera vez subido al escenario de la gaditana sala Cómix, tocando blues con aquella banda suya llamada Prim 14. Era hijo de un alcalde de Rota y favorito del pope poético Paco Bejarano, y ambas cosas me inspiraban bobos recelos. Pero me gustaban sus revistas, Fin de Siglo y Contemporáneos, y me convenció su novela Humo, cuya presentación en el Café de Levante una noche mágica no me perdí, y defendí en prensa sus Vidas improbables de las injurias contraexperienciales... Han pasado los años sin que nos demos cuenta, pero sus cuentos suman ya un buen montón de páginas, aún más su poesía y más sus novelas, y me da vértigo verlo todo ahora, ahí, amontonado sobre mi mesa. Entrevistarlo, desde luego, sigue siendo para mí un placer. Hace unos días reincidí con la Feria como telón de fondo:
«El relato debe ser breve y a la vez infinito»
–Acaba de publicar su poesía completa [Libros de poemas] y sus cuentos completos [Oficios estelares]. ¿Está poniendo la casa en orden?
–A las bibliografías les sienta bien el orden, aunque sea el orden meramente cronológico, antes de que se convierta en un orden necrológico. Los libros van agotándose con el tiempo y las recopilaciones son una forma práctica de facilitar el acceso a ellos, en el caso de que a alguien le interese.
–Ha titulado sus relatos Oficios estelares. La literatura también está expuesta a las EREs?
–Me temo que ya lleva mucho tiempo expuesta a eso, porque las editoriales tienen un cupo. Hay autores excelentes que jamás logran entrar en ese cupo. Por suerte, están proliferando editoriales pequeñas, muy buenas y rigurosas, que abren el campo a autores con poca implantación comercial.
–Sus personajes suelen ser perdedores con dignidad. ¿No es una paradoja que le hayan dado tanto éxito?
–No tengo sensación de éxito, la verdad. El éxito, en literatura, tal vez consista en que la gente se crea obligada a comprar tus libros incluso cuando no le apetezca leerlos. Eso no me pasa a mí, ni tampoco estoy seguro de querer que me pase. Prefiero tener lectores más o menos interesados a tener un público cautivo.
–“En todo buen relato hay una historia previa que no se cuenta y una historia posterior que debe imaginar el lector”. ¿Qué pone entonces el autor?
–Las claves para entender esas historias escamoteadas. El relato es un fragmento que debe reverberar. Ser breve y a la vez infinito.
–Ha inaugurado un blog personal. ¿Otra forma de literatura, o simple grafomanía?
–Es un blog peculiar, porque no escribo allí. Sería ya lo que faltaba. Sólo cuelgo cosas publicadas previamente y de difícil acceso. Una forma de cortesía con los lectores.
(El Correo de Andalucía, 18/ 05/ 09)
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