domingo, 20 de mayo de 2012

García Montero, oficina de objetos queridos



Poco que añadir a la entrada que le dediqué hace algún tiempo. Desde entonces, Luis se ha habituado a unas gafas -de vista cansada, presumo- que se separan por el puente y le cuelgan sobre los hombros, la adorable hija que conocí en Rota se ha convertido en una simpática punk, ha sonado para consejero de Cultura y ha visto a su Madrid ganar una liga. La vida, que no hay quien la pare... 

–En su último libro, Una forma de resistencia, propone un diálogo con los objetos cotidianos. ¿Puede llamarse a eso materialismo dialéctico?

–Bueno, digamos que es una dialéctica que tiene muy en cuenta la materia...

–¿Hoy tendemos a confundir, más que nunca, valor y precio?

–Ahí don Antonio Machado acertó de lleno, y definió buena parte de lo que es la razón de la sociedad de consumo y la economía especulativa.

–El nuevo diseño que apuesta por casas diáfanas, sin objetos o con objetos invisibilizados, ¿qué quiere vendernos?

–Una experiencia de deshumanización, que puede llegar al extremo de los sepulcros-dormitorio, de esos hoteles japoneses donde las habitaciones son cápsulas. Y creo que un racionalismo deshumanizado no es una buena receta para el mundo en que vivimos. Fíjate en el sentido peligroso que ha tomado la palabra ‘austeridad’.

–Ha impulsado un nuevo grupo dentro de IU. ¿A su partido le faltan o le sobran cosas?

–Le sobran aquellas cosas que pueden impedir la entrada de mucha gente. Existe una rebeldía social, una energía para protestar contra una realidad injusta. Ahí IU tiene que hacer un esfuerzo para entender que no todas las fuerzas progresistas están dentro. Hay que abrirse, saber que nadie tiene el tarro de las esencias, y configurar nuevas mayorías que puedan formar un nuevo discurso.

–Ha publicado una antología de poesía y fútbol. ¿Ha dejado de ser un complejo para ustedes el gusto por el balompié?

–Creo que sí, que la época en que nos miraban por encima del hombro ha pasado. Además, esta antología celebra el número 800 de la colección Visor de poesía. 40 años publicando poesía significa que ésta tiene un lugar en la vida cotidiana española el fútbol. 

–¿Por qué se dice que Messi es un poeta, y no se llama goleador a Gil de Biedma?

–Decía Pasolini que el gol era el momento poético de un partido, y distinguía entre fútbol poesía y fútbol prosa. Creo que en el fondo, lo poético se refiere al fútbol arte, que Messi y el Barça de los últimos tiempos ha representado como pocos.

–Álvaro Mutis contaba que la primera vez que fue a un partido, sentía el impulso de vitorear a ambos equipos, y por poco lo linchan... ¿A usted no le ha pasado algo parecido en los Real Madrid-Granada?

–He sentido una quebradura muy íntima. Racionalmente, es muy fácil arreglarse: por separado quiero que ganen los dos, y cuando se enfrentan, el que más lo necesite. Cuando el Granada recibió cinco goles en el Bernabeu, me produjo un vacío interior... Uno está lleno de pliegues, y al final, ahí está la camiseta rojiblanca.

–Que su mujer sea también escritora, ¿favorece o dificulta la conciliación?

–La favorece. La verdad es que para la vida cotidiana soy un trasto, pero a la hora de dividirnos el horario, sobre todo con la niña, nos repartimos muy bien. Cuando ella está viviendo en una nube con cualquiera de sus novelas, y se ausenta de pronto, creo que un creador lo entiende mejor que quien no lo es. El ‘Me gustas cuando callas porque estás como ausente’ de Neruda no es un gesto machista, como se ha dicho, sino respeto por el silencio del otro.

–Benedetti animaba a defender la alegría. ¿Bastará para afrontar los tiempos que vienen?

–Va a hacer falta algo más, pero no es un mal paso la alegría para empezar. Estamos marcados por el fatalismo, el poder ha conseguido el descrédito de todo, y es necesario que volver a la esperanza. Y a probar leyes para pararle los pies a los mercados y para devolver la autoridad al Estado.

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