Fernando tiene todo el mérito del mundo. Llegó a España hace un par de décadas con lo puesto, y ha logrado convertirse en un imprescindible de la cultura patria a base de trabajo, constancia y generosidad: siempre está ahí cuando lo necesitas. Es tal vez el único escritor de nuestra lengua que devuelve llamadas perdidas. Embajador de Iberoamérica en España, anfitrión de todos esos indios talentosos que caen de vez en cuando por acá, defensor del flamenco a través de su labor en la Fundación Christina Heeren, y de los Beatles guitarra en mano, Iwasaki es además uno de los tipos más ingeniosos y rápidos que ha dado este oficio de escribir. Y el más cosmopolita, de aquí a Lima.
–Acaba de venir de dar unas conferencias en Japón. ¿Para usted ha sido como visitar la casa de los abuelos?
–Más bien la pagoda de los abuelos. Y me obligaron a
quitarme los zapatos a la entrada.
–El libro que presenta hoy [Nabokovia Pervana] tienen el nombre de una mariposa
que bautizó Vladimir Nabokov. ¿A qué bicho querría usted darle nombre?
–A un pequeño saltamontes.
–También ha reeditado sus dos primeros libros de relatos.
¿Siente que han pasado de crianza a reserva?
–Di más bien que se han convertido en momias que caminan
solas, sin llegar a ser zombis.
–A propósito de vinos. ¿Qué botella descorchó el día que le
dieron el Nobel a su amigo Mario Vargas Llosa?
–Lo celebré tomando un pisco acholado ‘Don César’.
–¿Qué tienen en común, aparte de su común militancia en
UPyD, Fernando Savater, Álvaro Pombo y Fernando Iwasaki?
–Que los tres tenemos nuestras estanterías llenas de
muñequitos frikis.
–¿Y qué tienen que ver los tres con Toni Cantó?
–Que los tres éramos clavados a Toni cuando teníamos su
edad.
–Queremos regalarle un libro suyo al actual presidente del
Perú, Ollanta Humala. ¿Cuál nos sugiere?
–rePUBLICANOS. cuando dejamos de ser realistas.
–Hecho. ¿Sería tan amable de ponerle una dedicatoria?
–No faltaba más: “Aquí van estos ensayos realistas sin
corona, y rePUBLICANOS con mayúsculas, Fernando Iwasaki”.
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