En esta profesión uno nunca se aburre. La semana pasada, sin ir más lejos, me tocó cubrir una de esas noticias que no sabe uno muy bien por dónde coger. Me refiero a la visita del ex banquero Mario Conde a la Cárcel Provincial de Sevilla, esta vez no para purgar ninguna condena, sino para participar en una donación de libros en la que cada año invitan a algún famoso con experiencia penitenciaria. Conde, que durante toda mi juventud fue el paradigma español del éxito, la prueba fehaciente de que el sueño del enriquecimiento rápido era sólo cuestión de conocer los atajos, se ha hecho escritor y editor. Ignoro qué tiene esa doble vertiente literaria, que presta cobijo a los personajes más dispares. Tal vez que no pide credenciales antes de ingresar, no lo sé.
El caso es que ese señor que se llama como un personaje de las novelas de Leonardo Padura se plantó en el salón de actos y, micrófono en mano, empezó a buscar la complicidad de su auditorio acortando distancias, alardeando de manejar la jerga, tratando de dar a entender que ellos y él no eran tan diferentes. Hubo unos minutos de convincente speech, hasta que Conde cometió el fatal error de caminar por la cuerda floja del sermón. Acabó marchándose de improviso, visiblemente molesto con los sarcasmos que empezaron a lloverle de aquí y allá.
Lo que Mario Conde representó durante años se afianzaba, entre otras cosas, en la ficción de que era un elegido, alguien poco menos que tocado por los dioses. Vano esfuerzo es intentar ahora jugar a que pertenece a la misma realidad que esos reclusos, vano exponerse como una víctima del sistema. Él seguía acaparando los flashes, los demás siguen sumidos en la oscuridad y el anonimato.
No recuerdo que el ex banquero, en sus tiempos de reinado, promoviera ningún plan de reinserción social como los que hacen ahora otras entidades. No había que agradecerle, pues, sino la molestia de haberse desplazado hasta allí. Quiso humanizarse, confundirse, siquiera por un momento, con esa manada. Pero la manada, que carece de libertad pero no de orgullo, lo rechazó.
2 comentarios:
¿y qué está editando Mario Conde?, ¿poesía, narrativa, ensayo? Vaya vaya
Pues amigo Valero, publica libros suyos como 'La palabra y el Tao', donde glosa a Lao-Tsé, entre otras curiosidades. Puedes consultar el catálogo en www.editorialseneca.es. Sí, se llama así, la editorial. Sin comentarios. Abrazos.
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