lunes, 4 de enero de 2010

Hardcore Superstar en Madrid


Aunque tengo pendiente ir colgando en este blog, cuando tenga un ratito, mis Crónicas vikingas -apuntes de mi escapada estival a Dinamarca y Suecia- adelanto que hay dos cosas que resultan imposibles en Estocolmo: encontrar libros de Borges traducidos al sueco (ni siquiera en las más acreditadas librerías anticuarias: me las pateé todas) y camisetas de Hardcore Superstar. En vano pasé alguna mañana recorriendo esas tiendas que despliegan interminables ríos de tela negra serigrafiada: el grupo de Gothenburg parecía no tener merchandising.
En realidad, lo que yo quería era verlos en vivo, y a punto estuve de desviarme de mi ruta Estocolmo-Malmö para asistir a un concierto que, según su página oficial, iban a ofrecer en una perdida villa cuyo nombre soy incapaz de reproducir. Entonces no sabía que era sólo cuestión de tiempo que la montaña viniera a Mahoma, y hete ahí que a mediados del pasado mes de noviembre estaba un servidor viajando a Madrid para asistir a un recital de los suecos en la sala Live.
Hacía mucho que no asistía a una buena descarga metalera, y más en una sala de pequeño formato, sin trampa ni cartón, con los músicos al alcance de la mano. Me gustó mucho su directo sincero, no demasiado generoso en extensión pero sí enérgico y vibrante, sobre todo por parte del cantante Joakim Jocke Berg, uno de esos europeos que a fuerza de emular grupos americanos terminó igualándolos, o superándolos incluso.
Desgranaron buena parte de su último disco, Beg for it, e hicieron varios temas con solera, como el contagioso We don' t celebrate sundays. Personalmente, eché de menos la calmada pero exquisita Shame. Y también sigo sin explicarme por qué dejaron fuera del repertorio un temazo como Don't Care 'Bout Your Bad Behaviour, y no sólo por su trepidante estribillo. A diferencia de las clásicas canciones rockeras que llaman a la rebeldía sin más, éste es un canto a la responsabilidad individual ("No me importa tu mal comportamiento/ No puedo salvarte/ No puedo cambiarte..."), enésima prueba del admirable desarrollo de la cultura sueca.

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