Ya pasó la Navidad y toca recuperarse de los excesos gastronómicos propios de esas fechas. Pensando en ello estaba cuando me vino a la cabeza el heroico ejemplo de Antonio de la Torre, protagonista del filme Gordos. El actor debe de residir cerca de mi barrio, porque me lo encuentro a menudo en el bar de la esquina, buscando la señal del wi-fi en su portátil, o comprando en el mercado de Feria.
En el pasado Festival de Cine Europeo lo entrevisté a propósito de un premio que le concedían. Aunque en sus tiempos ejerció como periodista deportivo, no fue del todo fácil abordarle, pues a priori se mostraba un poco espídico, y tal vez un poco a la defensiva, también. Pero acabé disfrutando y riéndome como hacía tiempo que no me reía en una entrevista. Aprovecho para reproducirla y anunciar que me aplicaré la dieta, pero después de los roscones de Reyes:
–¿Quién le iba a decir a usted que la misma RTVA donde empezó como periodista le premiaría como actor?
–Cuando estaba como periodista, el reconocimiento que quería es que me hicieran fijo. Uno va marcándose sus objetivos: el periodista quiere un contrato fijo... ¿tú eres fijo?
–Por suerte.
–¿Ves? ...Y el actor, como fijo no se puede hacer, quiere que le den premios.
–Pues con Gordos parece que van a lloverle. Dicen que está que se sale.
–Pero lo dicen refiriéndose a la gordura [risas]. ¡Anota eso!
–Anotado. ¿Está haciendo sitio en sus vitrinas?
–No sé yo qué decirte. Agradezco mucho que me digas eso siendo un periodista, un compañero, pero no tengo sensación de esa aclamación popular. Hay de todo, gente a la que le parece muy bien mi papel, gente a la que no tanto... No me veo con demasiadas opciones para el Goya, para ser sincero.
–En el filme Super size me, Morgan Spurlock decía que al engordar aprisa se deprimía. ¿Sufre más el alma que el cuerpo?
–A mí lo que me pasaba es que el actor estaba encantado por un lado, pero como persona me decía what the hell is this?, era todo un poco contradictorio. El cuerpo, ¡puf! no podía casi atarme los cordones, dormía con dificultad, estaba todo el día cansado, me ahogaba... Una sensación bastante heavy.
–Tengo entendido que en la saga de Bridget Jones, Renée Zellweger tuvo que engordar y adelgazar tres veces. ¿Usted se ve haciendo Gordos 2?
–Dani [Sánchez Arévalo, el director] no me haría esa putada. No, no me veo tanto. Qué te digo yo, si hay que engordar para otro papel un poco, bueno. Pero esta barbaridad de coger 30 kilos, nunca más. Piensa que tengo 41 años, aunque me considero que estoy en forma, pero a partir de cierta edad, ese viaje de kilos es un peligro...
–¿Y adelgazando como Christian Bale en El maquinista?
–Eso es fascinante, pero ¿ves? Ese adelgazó 30 kilos y ni lo nominaron para el Oscar... Hay que tener en cuenta que una cosa son los papeles y otra la interpretación. Hay cosas como la manera de moverme, en la que yo no tenía que hacer nada, simplemente me desenvolvía como estaba. Otra cuestión es reflejar los conflictos, las cosas que le pasan al personaje.
–¿Debemos defender el cine europeo aunque no estemos muy seguros de qué es Europa?
–Si te digo la verdad, y aunque sea políticamente incorrecto decirlo en un festival, yo defiendo el cine en general, no me gusta ponerle etiquetas. Dicho lo cual, está de puta madre que haya festivales, los amo, el Europeo, el Iberoamericano, el de al-Andalus, maravilloso. Pero no soy excesivamente patrio. Las buenas historias me parecen fascinantes vengan de donde vengan. Y las malas me dan por saco, vengan de donde vengan.
–Paz Vega ha demostrado que Hollywood no quedaba lejos de Triana. ¿Usted se ve cambiando la calle Feria por el Paseo de las Estrellas?
–A estas alturas de mi vida no me veo dando un cambio radical. Si cayera la breva, sí me puedo ver aceptando un proyecto. Pero sinceramente, ya me parece bastante tarea conseguir trabajar aquí, en el cine español. Sí me gustaría hacer algún papel en inglés, algo modestito, tipo una coproducción rodada en inglés, o algo así. Pero no me imagino a Michael Mann llamándome, como a Luis Tosar.
3 comentarios:
A Antonio de la Torre de gordo daban ganas de darle pellizcos y sí que es verdad que engordar tanto agota (lo dice una que gano 23 kilazos en el embarazo de su hija) pero al perderlos es como si se te escapara cierta vitalidad. De todas formas no cometas excesos con los roscones que los carga el diablo en los obradores y tientan demasiado. La entrevista genial. Un abrazo.
Ah! y te lo habrán dicho mil veces pero escribes de la hostia...
Amiga Rocío, tu comentario es muy amable y te lo agradezco enormemente. Te hice caso y sólo probé una pinceladita del roscón, porque luego la operación bikini es un tormento. Feliz año y gracias por todo.
Caro AMIGO Alejo, ricordati di mandare una tua corrispondenza almio blog. Una foto di Sevilla con due tue righe scritte!
hasta luego, ciao!
gianni
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