domingo, 17 de febrero de 2008

Mi tribu violenta

No tiene por qué ser mala fe. A veces se trata de una información insuficiente, o deficiente, o de un prejuicio mineralizado que nos impide ver las cosas como son, pero lo cierto es que algunos textos presentados bajo el envoltorio del rigor pueden llegar a ser dañinos, infamantes y rematadamente falaces. David Madrid y Jorge Murcia, seudónimos "de dos prestigiosos miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado con años de experiencia", conferenciantes habituales para policías, educadores sociales, padres, tutores y universitarios, han plasmado su sabiduría en el libro Tribus urbanas. Ritos, símbolos y costumbres. En él he descubierto que los heavies, colectivo al que pertenecí hasta que llegó el otoño capilar, y al que sigo vinculado por devoción musical, pertenece al epígrafe de 'Tribus urbanas violentas', junto a los skinheads, nacionalsocialistas, fondos ultras y latin kings. Y yo sin saberlo.
No me extenderé en su contenido, que es irrisorio, pero cabe señalar que la violencia sólo asoma al final del capítulo, refiriéndose a los satánicos: "Sus actividades se centran en la celebración -sobre todo el fin de semana- de ritos negros, sacrificio de animales (perros y gatos), profanación de tumbas, quema de iglesias". O sea, el plan típico de un finde. Hoy es sábado y aquí estoy, blogueando en vez de meterle candela a San Juan de la Palma, que está aquí al lado, con mis dos gatos intactos -les he dado hasta de comer, rindiéndome a sus maullidos exigentes- y sin lápida que profanar a gusto, a todo Lovecraft. Cualquiera se cree un heavy, me dirán; cualquiera se cree un experto, responderé.

4 comentarios:

Mamá dijo...

Me ha gustado especialmente este ¿artículo?. He recordado cuando eras casi un niño y fuiste al concierto de Bon Jovi en Madrid y creo que la tribu Heavi te cuidó especialmente como uno de sus más jóvenes socios por lo que desde ese momento pensé que no se debía juzgar a nadie por su aspecto o gustos musicales por muy raros que estos sean.

Alejandro Luque dijo...

¡Sí, desde entonces Bon Jovi no levanta cabeza! Yo lamento haberos castigado tanto en casa con el radiocasete a todo decibel y llevando aquellas camisetas grotescas, pero no me olvido del primer póster de Obús que trajo Carlos, del picture-disc de Tigertailz que me trajo la Tata de Inglaterra o de la batería que me regalasteis para que me desahogara. Que esto no parezca el Diario de Patricia, por dios santo, pero que el ciberuniverso sepa que tengo una familia maravillosa. Besos mil, mami.

Ilya U. Topper dijo...

aquí hay un malentendido. Tú no puedes ser heavi porque la última iglesia se quemó en el 39, digo por decir algo, y tú aún no habías nacido. Donde hay heavis ahora es en Kenia, Ruanda y por ahí: basta con mirar el telediario mientras se relee la frase de los ritos negros etc.

Qué heavy, eh?

i.

Alejandro Luque dijo...

Hombre, yo llamaría 'heavy' a pasotes aceptables, como los de la Conferencia Episcopal. Esas cosas que cuentas pertenecerían a una subfamilia del punk-rock, el 'hardcore'. Muy hardcore, pues. Reconoce que nunca dejaras de aprender de mi, ¿quieres que te cuente en qué universidad me licencié? :-).