La lectura de La extraordinaria y trágica vida del mejor bajista del mundo (Bill Milkowski), me ha animado a descargarme en el i-pod algunos viejos discos de Jaco Pastorius. Una pasadita por su material en solitario, sus trabajos con Weather Report y Word of Mouth bastan para reconocerle altura de genio, o al menos de creador genialoide. Incluso hoy, cuando ha sido canonizado y copiado hasta la saciedad, sigue brillando su estrella de pionero y virtuoso. Las páginas de su biografía inspiran mucha tristeza, pero también la certidumbre de que el tipo, en persona, era insoportable. Desde las alturas de la inspiración, dos copas lo hacían descender a la condición de vulgar metepatas, al nivel de cualquiera de esos borrachines pendencieros que encontramos en los bares de madrugada, ensayando payasadas sin otra determinación que pasarle factura al mundo. Pero tal vez no baste con ser insoportable para llegar a genio.
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