En medio de la profusa, avasalladora erudición de sus 'Perfiles derechos', el cubano Hernández Busto me descubrió un hecho que desconocía: la entrevista que Ezra Pound tuvo con Mussolini en 1933, en la que pretendía discutir algunos problemas urgentes de la nación; el primero de ellos, las condiciones de trabajo en las minas de azufre de Sicilia. En dicha reunión, al parecer, el poeta pasó de puntillas sobre la tragedia de la 'solfatara', pero le dedicó al Duce una lujosa edición de sus 'Cantos' y una lista de sus infalibles recetas económicas.
El ombligo de ciertos escritores: yo, mi, me, milibro.
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