domingo, 22 de febrero de 2009

¿No a Noa?

No estaba seguro de que fuera el plan más apetecible del viernes noche, pero fui al concierto de Noa y Mira Awad. A la entrada había un pequeño grupo de manifestantes coreando consignas como "Noa cantando, Isreal matando" que me parecieron y me parecen fuera de lugar. No voy a hacer aquí el recuento de los muchos gestos por la paz y la hermandad entre los pueblos que esa mujer viene realizando desde hace años. Y puedo imaginarme las presiones que habrá recibido por ello, los problemas que se habrá buscado sólo por el hecho de compartir, como la otra noche, escenario con una palestina. No dudo que la gente que enarbolaba su pancarta sea bienintencionada, pero no sufre más por las recientes matanzas de Gaza, no se avergüenza más que los que entramos al recital. Disparar al pianista, en este caso a la cantante, ha sido siempre un ejercicio inútil, pero sobre todo una injusticia.
El repertorio de las dos cantantes me confirmó en esta idea. La música pulcra, las voces hermosas, los arreglos cuidados, la energía que desprendían todos. Y más que eso, las sonrisas que desplegaban. El enemigo, los enemigos de la alegría, quieren enlutarlo todo, imponer la solemnidad por decreto; mientras sigamos sonriendo así, parecían decirnos, no todo está perdido. El escalofrío de Es caprichoso el azar me llegó a la entretela. La versión de We can work it out de Los Beatles me pareció soberbia. No es que ese arte tenga nada que ver con la grosería de los fusiles y los cañones: es que es exactamente lo contrario.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Lo malo es no poder ir a ese concierto; lo bueno, que tú nos lo cuentes aquí y en papel.

Alejandro Luque dijo...

Pues fue de veras un conciertazo, Rengel. Pero habrá más, espero. Gracias por tu visita y nos vemos donde tú sabes!