miércoles, 5 de marzo de 2008

Menos humos (I): Svevo

Vaya por delante: he intentado dejar de fumar tantas veces, tantas he intentado reducir al menos la cantidad de cigarrillos diarios, que no me veo en condiciones de prometer nada. Pero lo cierto es que el abuso de nicotina, entre otros factores perniciosos, estaba llegando a afectarme de tal modo a la voz que hoy dije basta. Basta hasta donde alcance mi voluntad, que ojalá sea mucho. He pensado que quizá me ayude hacer un inventario de músicos y escritores que se ocuparon de ese momento dramático de decir adiós al lento y dulce veneno.
"Dejar de fumar es fácil, yo lo he hecho miles de veces", dice el chistecito recurrente. Italo Svevo, en su célebre novela La conciencia de Zeno, somete al protagonista a psicoanálisis para entender su adicción al tabaco. Cada vez que decide fumarse "el último cigarrillo", es como si hubiera para el personaje una vida que termina y otra que comienza: dejar el vicio y volver a él provocan el placer inefable de la liberación. Si lo dejas, te liberas del hábito; si vuelves, te liberas del mono, de esa nostalgia brutal que llamamos mono.
El propio Svevo, que sufrió un grave atropello automovilístico en Treviso, pedía en su lecho de muerte un pitillo, jurando que sería el último. Como Zeno, confiaba en vivir eternamente en ese círculo de divorcios y reconciliaciones con el tabaco. Hasta que se consumió, el pobre, como la brasa de un cigarrillo. Quiero decir, que se apagó.

2 comentarios:

Antonio Rivero Taravillo dijo...

Ánimo en ese pulso con el pitillo. Y ya sabes que sentiré no poder estar en la presentación de tu libro, que ya es mala pata que coincidan dos actos sobre literatura de viajes la misma tarde en Sevilla.

Ilya U. Topper dijo...

ah pero ¿no habías dejado de fumar hace rato? así que nos enteramos que has vuelto a la picadura de la Nicotina glauca porque nos confías que volverás a abjurar.

PD. Mejor es el chistecito de aquel al que llevan a la horca y cuando ya está llegando al cadalso, el verdugo le ofrece un cigarrillo. Él, muy serio, rechaza: "Estoy intentando dejarlo".

Eso sí que es coherencia.

i.